Este libro recupera la memoria de los hacedores de danza en Chile como partícipes de duras mutaciones sociales, así como productores de un hacer un tanto marginal e históricamente invisibilizado.
El testimonio de estos creadores abre una puerta para reflexionar sobre el cuerpo, el movimiento y las posibilidades expresivas, devolviendo una multiplicidad de voces que dan cuenta de una escena diversa y en permanente búsqueda de nuevas formas.
También, al tratarse de una panorámica, esta brillante investigación realizada por Gladys Alcaíno y Lorena Hurtado, nos pone al corriente de las circunstancias por las que ha corrido la danza contemporánea durante los últimos años en nuestro país, configurando un diálogo en el que se tejen planteamientos estéticos y discursos que abordan, entre otros temas, la inserción social, la organización comunitaria y el posicionamiento político.