«Su presencia traía la felicidad», decía Neruda de su admirado amigo. La felicidad, la pasión, la gracia, pero igualmente su vida y su obra contenían la tragedia, el dolor y la muerte. Y tal como su existencia, Romancero gitano simboliza la contradicción básica e indisoluble de Eros y Tanatos, el amor y la muerte, signos que a la vez lo relacionan con las raíces más profundas y primitivas, las que nacen del corazón de los pueblos.
Tensión dramática, musicalidad y artesanía es el gran atractivo de estos poemas cuya
tradición se remonta a la Edad Media, y que en García Lorca se vuelve expresión de la sensualidad y la pena (el dolor) del alma popular: romance y sino gitano, la muerte detrás del gozo vital de Eros, de la voluntad acosada por fuerzas que determinan el camino de los hombres y hacen de este libro una obra permanente del espíritu de andaluz.