Franz Liszt, considerado como un renovador de formas, es, según Vladimir Jankélévitch, el paladín de la modernidad musical, el que mejor supo expresar, después de Chopin, el nuevo giro estético de la Europa del siglo XIX, opuesta al universalismo abstracto de la sinfonía y al totalitarismo del conservatorio vienés. Con la afirmación de los derechos nacionales e incluso provinciales, el así llamado salvajismo de la rapsodia da por fin la espalda a la música solemne, y comienza la revolución de la humildad. Liszt, en consonancia con su mundo, dio voz así a lo terreno, igual que Victor Hugo hizo con los miserables y, de este modo, junto a las piezas de Músorgski, Bartók o Albéniz, se fueron abriendo nuevos territorios musicales, comenzó la era de la improvisación. La obra de Jankélévitch, gran apasionado del compositor húngaro, combina en este estudio la filosofía y la música, y desbroza nuevos paisajes poéticos alrededor de la estética lisztiana, cuyo alcance es, a día de hoy, todavía inconmensurable.
«Jankélévitch es un filósofo de las distancias cortas, más certero cuanto más concreto, pero también un creador de aforismos dentro del ensayo extenso, un prosista que cuenta las sílabas del párrafo y pondera el sentido de la reflexión a partir de su eco.» ERNESTO CASTRO
«Jankélévitch el encantador, el poeta, seduce por la rapidez, la variedad y la complejidad de sus asociaciones; fascina con su fraseo rápido, exaltado, entrecortado; y arrastra al lector con la potencia y la energía de su discurso, del desarrollo de las imágenes, jamás abandonadas o agotadas sino siempre vivas en esta voz que parece saberlo todo y decirlo todo. […] Los últimos capítulos de la parte dedicada a Liszt son, sin duda, de lo mejor que he leído este año. Una lectura muy recomendable.» IGNASI MENA, Llegir en cas d’incendi
«En Jankélevitch surge un pensamiento lúcido, una crítica sensible y una mirada sincera que hacen de la música una vivencia justificada por una reflexión original y filosófica. Una reflexión de humanismo tenso y clarividente, servida por una prosa fluída, con toques poéticos legítimos –aunque desfasados- marcando un estilo ensayístico que, por diversos caminos y maneras, ha influido a autores como Ramón Andrés y Arnoldo Liberman, por citar dos de los más activos de los últimos años. […] Sin duda, se trata de una referencia sugestiva, valida y que llena un agujero significativo en la bibliografia castellana. Lo hace con una traducción competente y una edición pulcra, de tipología y cuerpo de letra legible y en formato de bolsillo.» ALBERT FERRER FLAMARICH, Classics.cat