Juanito cumplió cinco años el verano pasado y tiene más energía que otros niños de su misma edad. O al menos eso es lo que dicen todos los adultos, porque no puede quedarse quieto ni un segundo. Siempre está corriendo, andando en bicicleta o buscando algo que hacer. ¡Su curiosidad no tiene límites!
Y, mientras muchos lo juzgan, nosotros nos preguntamos, ¿qué tiene de malo ser así? Es mejor olvidarse de los prejuicios: todos somos diferentes y eso hace que el mundo sea mucho más entretenido.