Varios de los trabajos que se incluyen en este libro, tienen la tentativa de establecer una historia con sentido. Es decir, no una historia del capricho ni tampoco una historia sujeta a “dinámicas” artificiales (por ejemplo, basándose en el recambio “generacional”) sino la historia que construyen unos seres humanos concretos en un mundo concreto y de acuerdo a las posibilidades que ellos tienen para hacerlo. Aunque dotada de un peso propio, la historia del arte no es ajena a la historia social. En esa dirección veo yo que se mueve la propuesta de los editores de este libro, según la cual el cine y la crítica de cine podrían ser entendidos en el marco más ancho de los “modos de ver lo moderno”. En efecto: cien años de cine y de crítica de cine son cien años cubiertos en Chile por formaciones sociales sucesivas, cada una de las cuales estuvo premunida con sus peculiares “modos de ver”. La butaca de los comunes contribuye con un nuevo e importante avance en la constitución del campo cinematográfico en Chile. El cine ha sido el arte del relato en el siglo XX, así como la novela lo fue en el XIX y ha acumulado ya, entre nosotros, un acervo respetable y que está necesitado de una crítica que se ponga a su altura. Esquivando la beocia neoliberal que nos rodea, la que sin duda constituye un obstáculo para cualquier iniciativa cultural de alguna sustancia, me complace comprobar que sigue siendo posible emprender en Chile trabajos como éste; que sigue siendo posible empujar, desde abajo y con la ayuda de unas inteligencias despiertas y sabias, el cambio que sin duda ha de venir. Grínor Rojo
La butaca de los comunes. La crítica de CINE y los imaginarios de la modernización en Chile.
$9.000
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