«Helen Keller nació en Alabama, Estados Unidos de América, en 1880. Por una grave enfermedad, antes de los dos años de edad, perdió la vista y el oído, lo que impidió también aprender a hablar en sus primeros años de vida. La pequeña se convirtió en una niña intratable y rebelde, hasta que a los seis años, sus padres contrataron una institutriz irlandesa, Ann Sullivan, quien le enseñó a leer a través de sus manos y, por el tacto, también a comunicarse. Gracias a ella su vida dio un giro total.
En «El mundo donde vivo» Helen Keller intenta explicar cómo percibe el mundo exterior. Es una alabanza a los sentidos del tacto y el olfato. Sus descripciones de la realidad, son a veces más ricas y completas que las de un vidente. Es un ejemplo de superación, que trascendió su condición física y dedicó su vida a ayudar a los demás. Murió en 1968.»