Premunido de una poesía intensa y elocuente, César Cabello ingresa al espacio cosmogónico mapuche para componer una fina interpretación del mito de Nometulafken (en mapudungun, al otro lado del mar), a través del cual el pueblo mapuche representa su idea de la muerte. Según el mito, el viaje de las almas hacia el Nometulafken se realiza cruzando un mar llamado también Río de las Lágrimas. Van conducidas por un botero que sirve de nexo entre el mundo de la Vida y el mundo de la Muerte. En ese mar las almas purgan sus últimos actos en la tierra y recuerdan llorando a sus familiares. Al desembarcar en el Nometulafken, quedan solas y deben buscar una comunidad que las acepte, y entonces podrán visitar a sus seres queridos a través de los sueños o en la forma de pájaros o insectos. Al recorrer las estaciones de este viaje, Cabello va poblando el tejido poético propiamente mapuche presente en el mito con su propia poesía contemporánea, con su propio canto que pregunta y emociona, y del intento notable surge una cartografía nueva para los viejos problemas humanos, un universo adyacente al mito original, el que permanece sin ser mancillado en su esencial clarividencia.
Nometulafken. Al otro lado del mar
Sin existencias